Algunas conclusiones sobre el maltrato infantil


El maltrato visto como un factor de riesgo etiológico en diferentes presentaciones es crucial para desarrollar intervenciones preventivas y diseñar de terapias eficaces. La negligencia en su cuidado y la aparición o reaparición del abuso físico. De momento no se ha demostrado que ninguna intervención sea eficaz para reducir el riesgo de abuso sexual, abuso emocional, violencia doméstica o recurrencia de negligencia.

La adversidad infantil se asocia con ajustes desfavorables, reducción del apoyo social durante la vida, así como con angustia y síntomas somáticos en la edad adulta. 

La resiliencia es demasiado importante para poder evaluar un patrón de afrontamiento basado en tenacidad, optimismo, resolución activa de problemas y extracción activa de crecimiento positivo. La resiliencia como método pretende promover potencialidades en la infancia más vulnerable y en las consecuencias de alto riesgo para la evolución de los niños. Ya quedo dicho que el maltrato incorpora un modelo negativo de representación interna de las figuras de apego, lo que afecta en el desarrollo interno del sí mismo y en las relaciones con otros, y cómo el tipo de maltrato, la severidad, la cronicidad y el momento en el que ocurre son factores fundamentales.



Los factores de riesgo son los eventos estresores, y la resiliencia o los factores protectores son procesos o mecanismos, estos dependen del grado de competencia (cualidades personales, fuentes de apoyo), o dificultad en el afrontamiento de los factores de riesgo. Tomando siempre en consideración que una misma variable puede actuar como factor de riesgo o de protección según las circunstancias del contexto).

La Autoestima y autoconcepto son de la misma forma dos elementos protectores, la valoración positiva del sí mismo al menos va a resultar contraria a los síntomas depresivos, la autoestima puede dotar al niño de mejores procesos atribucionales de las razones del maltrato, evitando la internalización de autopercepciones negativas, incrementando sus creencias de autoeficacia, es decir, el autoconcepto o la idea de sí mismo es también un factor protector o de resiliencia.

Trabajando el síntoma (el maltrato) se puede intervenir preventivamente en la ocurrencia de cualquier trastorno, el maltrato infantil ha surgido a lo largo de todas las revisiones de la bibliografía como un factor de riesgo fundamental para la posible aparición de una patología.

Utilizar el término general de “maltrato” para incluir a las personas con antecedentes de abuso sexual o físico, abuso y abandono emocional, negligencia o violencia doméstica en una muestra, es simplificar sobremanera el origen de un factor de riesgo tan importante como se viene demostrando que resultan ser las diferentes formas de maltrato.  

La familia es el factor contextual de mayor incidencia en el desarrollo infantil, la familia puede perturbar en sí misma, o bien puede minimizar el impacto de los estresores vitales, incrementando la resiliencia o la vulnerabilidad de los miembros, según su constitución, estructura y proceso de desarrollo. El tipo familiar, sea resiliente o de riesgo, depende del tipo de organización de los recursos familiares y de su grado cohesión, ya se resaltó en el apego la figura del apego resiliente, a nivel familiar si existe una figura que otorgue serenidad, cuidados y emocionalidad positiva ante la adversidad permite un mayor desarrollo de competencias y apoya en la escolarización.


En la intervención ante la problemática del maltrato la primera acción a realizar es tomar medidas protectoras para la seguridad del niño, ponerlo fuera de peligro, aunque esto no pueda ser suficiente ya que pueden aparecer deterioros como consecuencia del maltrato recibido, debido a que este es un factor de protección. Se puede pensar en distintas formas de intervención ante el maltrato, fortalecer redes sociales, competencias individuales en niños y cuidadores, programas de intervención en el microsistema familiar, con el fin de resguardar la salud mental y física de los niños, programas de apoyo comunitarios, y básicamente sacar a la luz toda la información que devenga de trabajos de investigación, se hace necesario operacionalizar recursos acerca de la resiliencia en el maltrato infantil y lograr su aplicación.

El maltrato infantil durante el período temprano de la vida tiene el potencial de interrumpir los procesos de neurodesarrollo, en consecuencia, la desregulación de los sistemas influye significativamente en las reacciones al estrés, la excitación, la regulación emocional, el desarrollo del cerebro y el desarrollo cognitivo y pueden contribuir a consecuencias negativas a largo plazo, una mayor regulación a la baja del cortisol debido a los altos niveles de CRF y otros marcadores de estrés, un posible envejecimiento celular prematuro, se ha asociado a la depresión y la ansiedad, así como con comportamientos agresivos.

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